En conferencia de prensa, el presidente de la república, Nayib Bukele, anunció el pago de los recibos de enero de luz y agua para los hogares salvadoreños, siempre y cuando no sobrepasen los $80 y $30, respectivamente. No dijo cuánto costaría esa medida ni con qué recursos se financiaría. Luego del anuncio, la minería y las recientes reformas a la Ley de Tránsito fueron los temas más destacados. Este medio verificó una serie de mensajes del mandatario donde predominan las afirmaciones engañosas.
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«Qué podemos hacer… algo que llegue a toda la población y, sobre todo, a la más desprotegida. (…) Estamos cubriendo a un poco más de 1,800,000 hogares que es el 95% de la población»
Engañoso
El pago de los recibos de energía y agua de enero hasta por $80 y $30, respectivamente, representa un beneficio directo para la mayoría de los hogares. No obstante, una parte importante de las familias más desprotegidas, a las que se debería beneficiar, quedan fuera de esa ayuda porque carecen de uno o de los dos servicios subsidiados.
Según la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples de 2023, el 98.3% de los hogares tiene acceso a energía eléctrica en el país. El resto, los que van a quedar fuera de la ayuda, utiliza candelas, gas kerosene, energía solar y otros.
En el caso de los recibos del agua potable, el 95% de la población no se va a ver beneficiada como lo dijo el presidente y se observa en las imágenes publicadas. Las razones son que la cobertura de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Anda) es inferior a ese porcentaje y que una parte importante de los usuarios paga más de los $30.
La Anda cubre al 94.6% de los hogares en la zona urbana y al 42.5% en la zona rural. En promedio, al 75.3%, según la memoria de labores de 2023. Tomando en cuenta el consumo y el precio del agua publicado por la Anda, los hogares que van a verse beneficiados serán aquellos con un gasto de hasta 35 metros cúbicos de agua. Con ese consumo, el monto suma $29.6, el límite del tope de $30 autorizados. Los usuarios con un gasto mayor de agua quedan excluidos al sobrepasar el valor de la ayuda anunciada.
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«Esas fotos que vi en redes sociales de los ríos contaminados no puede ser por la minería, tendría que ser por otra cosa, minería no hay, va a haber,… Los ríos en El Salvador no están contaminados por la minería, están contaminados por las heces fecales, aguas grises y negras se botan directamente a los ríos…»
Engañoso
Las fotos de ríos como el San Sebastián, que atraviesa el cantón del mismo nombre, ubicado en el municipio unionense de Santa Rosa de Lima, muestran la contaminación provocada por la minería metálica en el pasado. Los tonos rojizos se deben al proceso de oxidación de los metales pesados acumulados en el cauce y las aguas contaminadas son consecuencia del resultado del uso de químicos como el cianuro, empleado para separar el oro de la piedra, según se lee en varias investigaciones. Que la minería se prohibiese en 2017, incluso que desde antes no hubiese actividad, no quiere decir que las imágenes mencionadas por el mandatario no correspondan a la contaminación de la minería en el pasado.
Entre los principales contaminantes, además de los ya mencionados, hay que reseñar las actividades agrícolas e industriales.
Si bien la calidad del agua de los ríos es mala desde hace años, ha empeorado en los últimos tiempos. El último informe del Ministerio de Medio Ambiente de 2023 indica que el agua del 17% de los sitios muestreados presentaba una calidad “regular”. Otro 75% tenía una calidad “mala” y el 8% restante se catalogaba de “pésima”. Para estos últimos, que son la mayoría, se indica en el estudio que son necesarios programas de recuperación para sanear los cauces.
En 2017, el año del último informe antes de la llegada de Bukele al poder, el 55% del agua de los lugares analizados era de mala calidad y otro 6% más, “pésima”. En cambio, el 35% tenía una calidad “regular” y el restante 4% se clasificaba como “buena”. Medio Ambiente viene midiendo esa variable de manera periódica desde 2006, tomando muestras en 124 sitios de 55 afluentes.
El asunto de la minería también se verificó en diciembre cuando el presidente hizo alusión a la misma.
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«Qué extraño que el país, el único país del mundo que prohibía la minería, es el país con más insuficiencia renal per cápita del mundo…«
Verdadero
Según el sitio web Expectativa de Vida Mundial, El Salvador fue el tercer país con la tasa de mortalidad más alta del mundo por enfermedad renal por detrás de Micronesia, una pequeña región de Oceanía, y Nicaragua en 2020. El país registró una tasa de 72 muertes por cada 100,000 habitantes en ese listado de 180 naciones con información retomada de la Organización Mundial de la Salud. En general, la región centroamericana se ubica como una de las zonas con mayor mortalidad del mundo. Guatemala ocupa el octavo lugar y Honduras, el doceavo.
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«No es eso lo que le está causando insuficiencia renal a nadie en El Salvador… todos los pesticidas, detergentes, lixiviados, heces fecales, la gente que lava en los ríos…»
Engañoso
Un nefrólogo e investigador consultado explica que las tres causas principales de insuficiencia o enfermedad renal crónica en El Salvador son la diabetes, la hipertensión arterial y la nefropatía endémica en Mesoamérica. Las dos primeras son las más comunes en el resto del mundo. Con respecto a la tercera, el estudio del mismo nombre concluye que afecta más a varones jóvenes y se presenta en zonas concretas de la costa del Pacífico y en el sur de México. En este estudio de 2014 se indicaba que aún se desconocía la causa de esta enfermedad endémica.
Por consiguiente, las razones mencionadas por el mandatario no tienen que ver con la alta incidencia de los problemas renales en el país.
El experto aclara que no se han encontrado casos de insuficiencia renal por culpa de metales pesados. No obstante, la contaminación del agua por plomo, cadmio o metaloides como el arsénico podría ser un causante de la enfermedad, mencionó.
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«El bitcóin subió de precio y al día de hoy tenemos $300 millones de ganancias…«
Engañoso
A esta afirmación se le dio respuesta en un verificado reciente. En pocas palabras, para tener ganancias, el gobierno tendría que vender sus criptoactivos y hacer efectivos esos beneficios en dólares. De igual manera, cuando el bitcóin cayó en el pasado, no hubo pérdidas porque tampoco se vendieron.
Ruth López, jefa de Anticorrupción y Justicia de la organización Cristosal, recuerda que la falta de transparencia no permite saber lo invertido en la criptomoneda. Cifra en $329 millones el desembolso realizado en los dos años que siguieron a Ley del Bitcóin para financiar el incentivo de los $30 a cada salvadoreño, el montaje de la infraestructura física, la Chivo Wallet y más. Así lo recoge el informe “El Salvador y el bitcoin: Experimento fallido en transparencia y rendición de cuentas”, elaborado por esa institución.
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«El Salvador tenía reservas de oro, reservas que habían sido acumuladas por mucho tiempo,… En 2015, el gobierno vendió las reservas de oro de El Salvador y ustedes lo reportaron en su momento…. No sabemos qué hicieron con el oro, el oro ya no está… O se lo robaron,… en el mejor de los casos lo invertimos en dólares y terminamos perdiendo…»
Falso
No se vendieron todas las reservas de oro ni tampoco se lo robaron, de acuerdo con informes oficiales que se citan a continuación. Además, la decisión fue tomada por el Consejo Directivo del Banco Central de Reserva (BCR), un organismo autónomo y técnico, como se indica en su ley orgánica.
La memoria de labores del año 2015 del Banco informa del asunto en cuestión a partir de la página 56. “(…) el activo de mayor tamaño de las Reservas Internacionales, el Portafolio en Dólares, reportaba un nivel de US$2,271.9 millones, el cual tuvo un incremento de aproximadamente US$205.9 millones con respecto al año anterior, debido a la conversión de oro aprobada por Consejo Directivo en marzo de 2015; estos fondos fueron ingresados al Portafolio de Liquidez mientras se analizaba un perfil óptimo de inversión para los mismos. Asimismo, cabe destacar la reapertura del Portafolio de Inversiones Extraordinarias a partir del 10 de abril de 2015, cuyos fondos provienen de dicha conversión (sic)”, menciona el documento.
En el mismo se indica que la decisión fue parte de “una estrategia orientada a reducir la volatilidad de los activos que dan cobertura a la Reserva de Liquidez en la Gestión de las Reservas Internacionales” y se justifica, en parte, por la volatilidad del oro en esos momentos. En 2014, el BCR adquirió un seguro para compensar cualquier depreciación del activo por debajo de $1,100 la onza. En 2015, el costo de la prima aumentó al seguir cayendo el valor del oro y, según el documento, la entidad optó por vender el 80% de las reservas e invertir los recursos obtenidos en “un portafolio menos volátil”.
El artículo “Las reservas otra vez” del columnista Manuel Hinds desmentía dos rumores de ese entonces y que han cobrado actualidad con las declaraciones del presidente: que el país vendía su última fuente de reservas y que el dinero se lo iban a gastar en otra cosa.
En la publicación, el economista aclara que ese dinero no lo puede gastar el gobierno porque no le pertenece, “es de los depositantes del sistema bancario”. Como se sabe, los bancos están obligados a ingresar una parte de los depósitos de los ahorrantes en el BCR y éste invierte esos dineros en distintos activos en el extranjero para garantizarlos. Uno de ellos es el oro.
“Como en nuestra economía dolarizada, el gobierno no puede hacer que el Banco Central le dé dinero, el gobierno no puede tomar las reservas y gastárselas”, acota Hinds, quien en su análisis añade que las reservas en oro han representado un bajo porcentaje de las reservas totales del Banco, que casi no han variado en 55 años y que, por décadas, el Banco ha optado por comprar bonos emitidos por gobiernos de países desarrollados y no ese metal.
Con respecto al asunto de si hubo pérdidas o no con la venta, el columnista apunta que “el Banco Central vendió a cerca de 400 dólares por arriba de lo que ha sido el promedio de 55 años” en un contexto en que caía el valor de todos los metales.
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«Usted puede tomar todo lo que quiera, somos un país libre, compre una caja de cerveza y tómesela toda, pero no maneje, ni con una, porque todos los países desarrollados son así…»
Engañoso
En la mayor parte de los países desarrollados hay un nivel de tolerancia al alcohol al manejar. Probablemente, el parámetro más extendido sea 0.5 gramos por litro en sangre y 0.25 miligramos por litro en aire aspirado. Para el caso de conductores de vehículos de carga o de pasajeros, así como los noveles, los niveles permitidos suelen ser más bajos. Estos valores se repiten en buena parte de los países de la Unión Europea. España es uno de ellos aunque se está planteando reducirlo a 0.2.
También hay un grupo de países de la UE -Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, República Checa y Rumanía- que prohíben el alcohol por completo como ocurre en El Salvador luego de la aprobación de las reformas a la Ley de Tránsito. En el Viejo Continente están también el Reino Unido y Malta, con una tasa de 0.8 gramos por litro en sangre.
Estados Unidos tiene también esa tasa de 0.8 aunque varía según los estados. En Australia y Canadá es de 0.5. En Japón es 0.3 y en China, 0.2, por citar otros ejemplos de países desarrollados a los que hace alusión el mandatario.
La Organización Mundial de la Salud también tiene su punto de vista al respecto. «La legislación debería estipular límites máximos de alcoholemia para los conductores de ≤ 0,05 g/dL o menos para la población general, y de 0,02 g/dL o menos para los conductores noveles y comerciales», se lee en el informe SAFER: Impulsar y aplicar medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol.
* 0,05 gramos por decilitro (g/dL) es igual que 0.5 gramos por litro
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«La mayoría de los muertos en accidentes son peatones, lo más triste es que el que mas sufre es el que no maneja…«
Verdadero
En 2024, El Salvador registró 1,303 muertes en las carreteras, de los 507 fallecidos eran peatones y 517 motociclistas, de acuerdo con el Observatorio Nacional de Seguridad Vial. En el caso de los viandantes, en uno de cada diez casos, en 50 en concreto, se estableció que la imprudencia del peatón como causa de la muerte. De los restantes se deduce que fue un vehículo automotor.
La distracción del conductor, la velocidad excesiva y la invasión del carril contrario son, en este orden, las tres principales causas de muerte en las carreteras y están detrás del 74.6% de las tragedias. La conducción en estado de ebriedad, la más comentada tras las reformas a la Ley de Tránsito, cae hasta el séptimo lugar con 35 muertes viales el año pasado.