Helena Olea: “El cambio climático es un factor más en la decisión de migrar”

por Kattia Merlos/

Desde Alianza Américas se aboga porque Estados Unidos reconozca que la migración es parte de las respuestas de la adaptación al fenómeno del cambio climático. También que apoye y financie proyectos de adaptación a las condiciones cambiantes del clima al ser uno de los países más contaminantes.

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Cecilia Guerra tiene 27 años, vive en el municipio de Candelaria de la Frontera, Santa Ana, y es apicultora. La irregularidad de las lluvias como consecuencia del cambio climático, explica, daña la floración de las plantas, las abejas no absorben tanto néctar y, por lo tanto, su producción de miel se reduce.

“Tengo que invertirles más para mantenerlas en las épocas de lluvia fuerte en las que ellas no pueden salir a buscar comida y, al final, obtenemos menos miel”, lamenta.

En ocasiones, el impacto de las alteraciones del clima en la agricultura tiene efectos y consecuencias más graves que la descrita por Guerra en la apicultura.

“El cambio climático, el impacto, por ejemplo, en las cosechas, en las condiciones de vida, en el deterioro de la vivienda es un factor más de la decisión de migrar”, apunta Helena Olea, directora asociada de programas de Alianza Américas, una organización que trabaja por mejorar la calidad de vida de los migrantes.

Olea lamenta que los Estados Unidos, uno de los principales países responsables de las emisiones de gases que provocan el cambio climático, no cumpla su rol de liderar y financiar los proyectos de adaptación en regiones altamente vulnerables como la centroamericana.

“Es importante que Estados Unidos reconozca que la migración es parte de las respuestas de la adaptación frente al fenómeno del cambio climático y, por lo tanto, eso debería verse reflejado en la ampliación de las posibilidades de migración regular”, subraya la directora de Alianza Américas.

El cambio climático se define como las alteraciones que se originan en el clima y que en El Salvador se manifiestan en eventos extremos -temporadas con exceso de lluvias y otras muy secas- y un incremento sostenido de la temperatura.

El uso de combustibles fósicles para el transporte, la producción industrial y el uso en el hogar generan gases como dióxido de carbono y metano, entre otros, responsables de retener el calor en la atmósfera, causando el mismo efecto que un invernadero.

Más migrantes hacia Estados Unidos

Las intensas lluvias provocadas por fenómenos extremos como tormentas tropicales se han alternado con sequías prolongadas en Centroamérica en los últimos años.

“La región tenía ya está conflictividad social y viene el cambio climático a radicalizarla por los déficits de precipitación, pero también por los aumentos en las tormentas, mayores plagas,… todo eso viene a ahondar en los problemas estructurales que ya tenemos”, indica Ingrid Hausinger, coordinadora de ecología de la Fundación Heinrich-Boll-Stiftung.

El número de migrantes salvadoreños hacia los Estados Unidos se ha incrementado de manera sustancial en los últimos años. En 2014 fueron interceptados unos 66,400 en la frontera sur del país del norte. La cuarta parte era menores que viajaban solos. En 2016 se superaron esas cifras.

“El cambio climático es un tema no solo de gobierno, debe bajar hasta las familias, hasta las escuelas. Hay que ver eso ya, en el presente, no ponerlo tan a futuro porque el cambio está”, expresa Andrea Campos, agricultora de Candelaria de la Frontera, Santa Ana.

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