Todo apunta a que los salvadoreños en el exterior emitirán el sufragio en las elecciones de 2024 mediante el voto electrónico por internet de manera remota. Para Laura Hernández, abogada especialista en tecnología, la decisión no garantiza unas elecciones seguras. El riesgo de ataques cibernéticos, fraude y manipulación de resultados están presentes.
Miguel Cardoza, exmagistrado del TSE, ve con buenos ojos esa modalidad siempre y cuando existan los controles necesarios.
Malcolm Cartagena pone en duda que el voto electrónico por sí mismo garantice una votación masiva, como afirman diputados del oficialismo. Los resultados de las últimas elecciones en México, dice el experto en temas electorales, son un ejemplo de ello.
La Comisión de Asuntos Electorales y Constitucionales de la Asamblea Legislativa propondrá reformas a la ley que regula el voto de los salvadoreños en el exterior con el objetivo de que la diáspora emita el sufragio mediante el mecanismo del voto electrónico en las próximas elecciones de 2024.
Así se desprende de las palabras del presidente de la comisión, el diputado Romeo Auerbach: “El camino más o menos, según lo que hemos sondeado, anda por una votación electrónica en dos vías: la presencial, que es con aparatitos en los consulados, ese proyecto ya pronto va a venir, y el otro es la votación electrónica, remota se llama. Sería vía internet con una laptop, tablet, smartphone”, expresó el legislador de GANA a mediados de mayo.
En el pódcast Voto electrónico, ¿elecciones seguras?, elaborado por Voz Pública y conducido por la periodista Wendy Monterrosa, tres expertos analizan el asunto de la seguridad y los riesgos que implica este método de votación.
Laura Hernández, abogada especialista en tecnología, se decanta sin titubeos por el voto tradicional. “En la comunidad de abogados especializados en tecnología hay un consenso de que la forma más segura de votar es hacerlo por medio de papel y lápiz. Todavía no existe un sistema que ofrezca la seguridad que debería tener el proceso en sí, no solamente la tecnología implementada para las votaciones”, dice en referencia a las dificultades de esta modalidad.
Implementar la tecnología en los procesos electorales incrementa los riesgos de manipulación de los resultados y el fraude. “Y aparte de eso no estamos eliminando los riesgos cibernéticos”, comenta Hernández.
La especialista aclara que si bien es cierto que los sistemas electrónicos se implementan desde hace años para realizar, por ejemplo, transacciones en línea, no es lo mismo que usarlos en un proceso democrático. “Por un lado, la banca en línea puede absorber esos riesgos cibernéticos porque es de su interés económico. Cuando hablamos de las elecciones no podemos decir que un Estado va a implementar un seguro o un recurso contra el fracaso de una elección. Estamos hablando de un proceso democrático, de algo que puede venir a afectar la democracia o el intento de tener una democracia en el país”, explica la abogada.
En cambio, Miguel Cardoza, exmagistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE), ve con buenos ojos la implementación de esa modalidades siempre y cuando se creen los mecanismos de control necesarios. “Yo, en otras ocasiones, me incliné a favor de que en el caso del voto en el exterior pudiéramos probar la votación electrónica”, indica el exfuncionario.
El caso mexicano
En el discurso de los diputados oficialistas se insiste en que la implementación de la ley para el voto en el exterior permitirá que los tres millones de salvadoreños que viven afuera del país puedan votar en las próximas elecciones.
Para Malcolm Cartagena, especialista electoral, esa afirmación se escapa de la realidad. “Las diásporas, sean del país que sean, no suelen votar masivamente hacia el país que abandonaron”, comenta en el pódcast de Voz Pública. Malcolm pone el ejemplo de México, un país con características similares a los centroamericanos, en el sentido de que la diáspora mantiene cierto arraigo con el país de origen.
Según el especialista, de los 49 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, un poco más de 32,000 se inscribieron para votar, 21,000 de ellos bajo la modalidad electrónica y el resto por correo. Al final, solo 12,000 emitieron el sufragio por internet en las elecciones pasadas, las primeras en las que el país azteca utilizó la modalidad virtual para el voto en el exterior.
Para Cartagena, por lo tanto, el caso mexicano es un claro ejemplo que desvirtúa el discurso oficial en torno a una probable votación masiva por el hecho de que se implemente el voto electrónico.