Los problemas económicos derivados de la pandemia y el riesgo de detenciones arbitrarias en el marco del régimen de excepción, en especial para los jóvenes, explican, en parte, la oleada migratoria de salvadoreños, según Alianza Américas. Uno de cada seis nacionales detenidos es menor de edad.
Un total de 97,030 migrantes salvadoreños fue interceptado en la frontera sur de los Estados Unidos en el año fiscal 2022, entre octubre de 2021 y septiembre de este año, de acuerdo con los datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de ese país. La cantidad de compatriotas es similar a los 98,690 detenidos un año antes. Una y otra estadística representan el mayor flujo en el presente siglo.
Las cifras contrastan con el discurso oficial que tiende a presentar el asunto migratorio como un problema del pasado, cuasi superado. La siguiente frase sacada de un tuit de Milena Mayorga, embajadora de El Salvador en los Estados Unidos, ilustra ese punto con claridad. “Los salvadoreños por el mundo fueron obligados a migrar porque el Estado no les dio las condiciones de seguridad, salud y educación”, escribió el pasado 18 de octubre.
Dos de cada tres salvadoreños (67,000) atravesaron la frontera el último año por la zona del valle del río Grande, la parte situada más al este de México.
Helena Olea, directora asociada de programas de Alianza Américas, analiza las causas que llevan a que más salvadoreños corran el riesgo de migrar de manera irregular. “El impacto de la crisis mundial, la inflación, junto a la ausencia de una recuperación económica luego de la pandemia han generado desempleo, condiciones de vida más difíciles que están llevando a personas y familias a considerar que su mejor opción es salir del país”, explica la representante de la organización transnacional.
Para Olea, la declaratoria de emergencia en El Salvador significa una situación de riesgo y vulnerabilidad para los jóvenes lo que es otro factor a tener en cuenta. “El temor a la arbitrariedad en el contexto del estado de excepción es muy alto y obliga a las personas a salir”, sentencia.
Hondureños y salvadoreños
Con una tasa de 15.3 migrantes interceptados por cada 1,000 compatriotas en el año fiscal 2022, El Salvador ocupa el segundo lugar por detrás de Honduras, cuyo indicador es 22.1. Más bajas son las tasas de migración de Guatemala (13.3) y México (6.2).
Para hacerse una idea, los salvadoreños detenidos en los últimos dos años es superior a la población del departamento de Chalatenango (179,225), populosos municipios como Apopa (155,466) y equivalente a los habitantes de Morazán (193,666).
Desde la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se indica que el fenómeno migratorio es complejo y multicausal, y, por lo tanto, atiende a factores variados como la falta de oportunidades económicas, inseguridad, reunificación familiar y cambio climático. En su respuesta acerca del incremento de los migrantes en los últimos dos años, el organismo de las Naciones Unidas recuerda también que los periodos 2020 y 2021 fueron años atípicos debido a las restricciones a la movilidad causada por la pandemia de la COVID-19.
En el año fiscal 2022, Estados Unidos interceptó cerca de 2.4 millones de migrantes en su frontera sur frente a los poco más de 1.7 millones del periodo anterior.
Más menores que en 2014
Pese a los riesgos y peligros que acechan a los migrantes en su travesía hacia el norte, la cantidad de salvadoreños menores de edad también registró un nuevo incremento. En total, 16,431 niños y adolescentes interceptados en la frontera sur de los Estados Unidos lo que representa uno de cada seis nacionales. En los años 2018 y 2019, por ejemplo, 13 de cada cien detenidos eran menores de edad. Hoy, esa relación es de 17.
La cifra supera los 16,404 nacionales detenidos en 2014, el año en que se desató una crisis en la frontera sur ante la masiva llegada de niños procedentes de los países de la región del Triángulo Norte.
Olea recuerda que los hombres y mujeres que abandonaron el país en el pasado dejaron a los menores con los abuelos u otros familiares con la idea de llegar por ellos después. “Esa promesa no se cumplió y hoy en día entienden que el viaje debe hacerse con los niños. Hay expectativas también de que la unidad familiar les dé la posibilidad de un trato más digno y humano”, reflexiona la directora de Alianza Américas sobre este fenómeno.