Para especialistas como Manuel Tobar, el machismo imperante en la sociedad está detrás de la violencia contra la mujer y coincide con otros colegas en que es importante replantearse el “modelo hegemónico” actual. Los hechos de violencia contra la mujer mantienen una tendencia ascendente en el país. En
el quinquenio 2015 a 2019 se registraron entre 20,000 y 22,000 casos anuales.
Manuel Tobar, profesional del trabajo social y especialista en género, asegura que para combatir la violencia de género es imprescindible replantearse el modelo de masculinidad hegemónico.
“Repensarlo es una urgencia hoy en día, especialmente en El Salvador, donde las estadísticas, los datos,(…) nos hablan de lo complejo que es la violencia basada en género y el rol de nosotros los hombres como principales victimarios de abuso sexual, de violencia física y feminicidios”, comenta.
Según el sicólogo clínico José Ramírez, invitado junto con Tobar al último pódcast de la serie Voces desde la realidad titulado Adiós al machismo, la masculinidad hegemónica se debe entender como un “prototipo de hombre macho” que no siente, que es duro y el cual responde a una sociedad que exige esa manera de ser hombre.
“También es negar todo lo femenino, todo lo afectivo, la ternura, todas esas formas de expresión que han sido estereotipadas para las mujeres”, comenta. “Los hombres tenemos que negarlo y tenemos que rechazarlo”, agrega.
Tobar menciona que hablar de nuevas masculinidades, es decir, de nuevos comportamientos, es hablar de un modelo disruptivo, “es iniciar un proceso constante de deconstrucción”.
“La única forma de llegar a estos otros modelos nuevos, si les vamos a llamar así, es asumiendo que hay un modelo tradicional y que ese modelo es el que perjudica, daña y violenta a las mujeres y a otros hombres”, afirma.
El concepto de nuevas masculinidades surge a partir de la revisión del papel del hombre en la búsqueda de la equidad de género, de la igualdad entre hombres y mujeres.
Reeducar a los hombres
José Ramírez, integrante del colectivo Tanamikilis, comenta que reeducar a los hombres, es decir, mostrarles una nueva forma de comportarse, no es una tarea fácil. “Hay hombres que han llegado con mucho miedo, con muchas dificultades, porque creen que llegar a esos procesos es para ser homosexuales o para hacerlos diferentes, o para dejarse mandar por las mujeres”, expresa.
Ramírez explica que, aunque no siempre obtienen resultados positivos, en la medida que avanzan en sus talleres, algunos hombres logran entender cómo el machismo les afecta en sus relaciones con las mujeres y con ellos mismos.
Recuerda el caso de un agricultor de Tacuba, Ahuachapán, que cambió sus hábitos y comportamientos con los talleres que recibió. “Él entendió que su hogar, su familia y su comunidad lo tenían a él como un peligro, como un riesgo”, relata.
El experto comenta que, a partir de ese momento, el agricultor empezó a disculparse con la gente de su comunidad, a la gente a la que “había utilizado dentro del sistema machista”.
“Además de ello, a sus 60 años, él asumió labores del hogar y había mejorado mucho su relación con su familia”, sentencia al recordar el caso.
En El Salvador, los hechos de violencia contra las mujeres mantienen una tendencia ascendente. En el quinquenio 2015 a 2019 se registraron entre 20,000 y 22,000 hechos de violencia anuales.
