Cantón San Nicolás, Monte San Juan, Cuscatlán. La abuela cuenta que su nieta de nueve años tuvo fiebre por primera vez el miércoles 14 de agosto.
El viernes, la pequeña se sentía mejor y decidieron mandarla a la escuela. Solo permaneció unas horas. Llamaron a la madre para que pasara a recogerla porque tenía temperatura.
La abuela recuerda ese día porque ella andaba por Fosalud con su otra nieta de 7 años, que también estaba siendo tratada por dengue. Como la hermana mayor no mejoraba, la madre la llevó al Seguro Social de Cojutepeque el viernes. “Llegando allá, le dijo la madre, que le hicieron un examen de sangre y de orina, y que no era dengue sino una infección en las vías urinarias”, narra la abuela.
Como la fiebre no menguaba, el papá decidió llevar a la mayor de nuevo a pasar consulta. Esta vez, al Seguro Social de Soyapango, según relata la abuela, descontenta con la atención recibida en el centro anterior.
Al llegar, el doctor que la atendió le preguntó al padre porque la trajo si había consultado un día antes. El papá le insistió en la fiebre y el temor de que fuera dengue aunque el doctor le aseguró que no presentaba los síntomas. “Esperen tres días, que de la noche a la mañana no le harán efecto los medicamentos. Si no se le quita, la traen de nuevo”, les dijo.
La abuela dice que se atuvieron a las palabras de los dos médicos del Seguro Social. El domingo y el lunes, la nieta mejoró y no le dio fiebre. Pero el martes, en cambio, la temperatura bajó de forma preocupante (33 grados, dice ella).
Ese descenso en un paciente con dengue puede marcar el comienzo de la fase crítica de la enfermedad que se manifiesta en un aumento de la permeabilidad capilar (salida del plasma sanguíneo de los vasos, fuera del sistema circulatorio y hacia las cavidades del cuerpo).
La menor amaneció pálida y se desmayó. La llevaron de urgencia al hospital Guadalupano de Cojutepeque, pero no la recibieron porque no tenían pediatras. De ahí se trasladaron al Hospital Nacional Nuestra Señora de Fátima donde le pusieron suero y, por la tarde, la refirieron al Bloom.
“Iba platicando (la niña) en la ambulancia y llegando allá la pasaron rápido. No lo podía creer cuando los doctores dijeron que le dio un paro cardíaco y que la estabilizaron, pero le dio el segundo y ya no se libró”, relata la abuela.
“El error que tuvimos fue no llevarla a un privado, confiamos en los dos doctores del Seguro.
El doctor (del Bloom) les explicó que el dengue le había hecho estragos en su cuerpecito y que hasta los pulmones los tenía mal”, añade la señora, que no se explica cómo las pruebas del Seguro Social decían otra cosa.