Cantón Calle Nueva, Guazapa, San Salvador Norte. La madre del menor de ocho años describe que la fiebre empezó los primeros días de julio. “Las calenturas le iban y venían”, describe. La abuela lo llevó a la Unidad de Salud de Guazapa donde le diagnosticaron que era dengue y lo refirieron al Seguro Social de Apopa.
“En ese lugar solo le hicieron un chequeo de 48 horas de las plaquetas, me le dieron el alta y dijeron que estaba bien, que no tenía nada”, menciona.
El lunes y martes, el niño asistió a la escuela, pero el miércoles, 10 de julio, amaneció con calentura y lo llevó al ISSS de nuevo. La doctora que lo atendió le dijo que “el dengue no da dos veces, pero por control le vamos a hacer examen”.
Las plaquetas le salieron en un nivel normal. Otro doctor, que también atendió al menor, dijo que era algo viral y que el niño apenas tenía nueve horas de fiebre, que con ese tiempo no podían saber qué tenía y que en tres días se le tenía que quitar. “Lo tuvimos aquí, hidratando con sueros, y con acetaminofén cada cuatro horas”, dice la madre.
Al llegar el viernes, la fiebre había bajado, el niño se miraba bien e incluso estuvo jugando. Al día siguiente empeoró, amaneció con dolor en el pecho y estómago. Por tercera ocasión, lo llevó al Seguro Social. Aunque fueron temprano por la mañana, lo atendieron hasta las dos de la tarde. “El niño daba dos pasos y se me iba como que se le bajaba la presión, se ponía heladito. Me lo ingresaron ahí: le hicieron un examen y las plaquetas las tenía a 40,000”, relató.
Un recuento bajo de plaquetas es de menos de 150,000 por microlito de sangre. Abajo de 100,000 se puede presentar dengue hemorrágico.
A las seis de la tarde ya no lo pudieron tratar en Apopa y decidieron trasladarlo al hospital Bloom. A pesar de los signos de gravedad del paciente, no lo llevaron hasta las once de la noche. Una vez en el hospital, lo ingresaron de urgencia y a la una de la madrugada del 14 de julio le pusieron un catéter en el cuello porque el corazón no bombeaba suficiente sangre.
Al amanecer, como a las seis de la mañana, una doctora le dijo que el corazón ya no aguantaba más y que lo tenían que intubar. “Me dijo el doctor que tenía la sangre ácida, que le tenían que hacer la diálisis porque no estaba orinando, y empezó a sangrar de la nariz y de la boca”, recuerda.
A las 8:30 de la mañana, murió.
A pesar de tener todos los síntomas relacionados con el dengue, en el papeleo le pusieron otro diagnóstico. “En la camilla decía “dengue”, pero en acta de defunción me le pusieron “infección viral no especificada”, cuenta sobre algo que no se explica.