En una entrevista reciente, el titular del Ministerio de Salud se refirió a los pacientes fallecidos por dengue y planteó que, en general, consultaron en el sector privado y los padres los llevaron tarde. Aclaró que si un menor llega con fiebre a un centro de salud lo evalúan y se “prioriza” el ingreso. Voz Pública contrastó estas afirmaciones con las entrevistas realizadas a 11 familiares de víctimas mortales del virus y un caso documentado con el expediente. El discurso oficial es distinto a la versión de las familias, quienes en su mayoría consultaron en centros de salud y del Seguro Social, y lo hicieron en las primeras 48 horas del inicio de los síntomas.
El ministro de Salud Francisco Alabí se refirió a la situación del dengue y, en particular, a las nueve muertes registradas por la institución que dirige esta semana en la entrevista Frente a Frente. Sobre las víctimas mortales, el funcionario planteó un patrón de comportamiento: habían consultado en centros privados y las familias se tardaron en llevarlos al médico.
Una investigación de este medio reveló la muerte de 21 personas por la infección viral, todos menores salvo un adulto de 22 años. En 13 de los casos, los pediatras consignaron el dengue como la causa de muerte. En los otros siete, todos ellos fallecidos a partir de julio, aparecía un motivo distinto “infección viral no especificada”. A través de acceso a informes de sus casos y entrevistas con especialistas y las familias, se determinó que la causal fue el dengue. Varios especialistas del Bloom confirmaron que ese diagnóstico ambiguo, en realidad, era una forma de ocultar los decesos. En el caso del adulto, que murió en el hospital de San Bartolo, la causa de muerte también indicaba que era dengue.
Este medio entrevistó a 11 familiares de las víctimas y obtuvo el expediente de un caso más, información suficiente para contrastarla con lo expresado por el ministro, quien ha confirmado nueve muertes por dengue hasta el momento.
Una salvedad. Las autoridades de Salud no han brindado información alguna de los fallecidos a excepción de que eran menores. En teoría, las muertes que registra Salud deberían ser parte de los 21 casos comprobados por este medio.
En este gráfico se condensa parte de la información recabada de las 21 víctimas mortales: el lugar de origen, la edad, el sexo, la fecha de fallecimiento y el hospital donde murió. En realidad, contiene más información sobre las víctimas que la brindada por el Ministerio de Salud en los meses transcurridos del brote de dengue.
Contrario a lo que pudiera pensarse, la mayoría de las familias vive en zonas urbanas o semiurbanas, es de clase media, media baja y tiene a una distancia relativamente cercana los centros de salud y hospitales.
Las frases analizadas del ministro Alabí aparecen destacadas.
Francisco Alabí: “En el último caso (fallecido por dengue) volvemos a ver una similitud que ha sido muy frecuente, en todos los diferentes casos de letalidades que hemos tenido: Nuevamente, el paciente llega al sector privado, está en el sector privado un cierto tiempo y, luego, cuando se inicia una cascada de eventos complejos pues termina en uno de nuestros hospitales públicos”.
Nueve de los fallecidos consultaron en el sistema público y solo tres fueron a un doctor u hospital privado. Por tanto, el 75% lo hizo en un centro público, incluidos los del Seguro Social, frente al 25% que sí fue al sector privado, de acuerdo con las entrevistas a los familiares.
Por lo tanto, la mayoría de los menores fallecidos por dengue no consultó ni antes ni después en un médico privado, como aseguró Alabí.
Los tres menores que pasaron la primera consulta en lo privado son los siguientes. Uno es la primera víctima de dengue confirmada por las autoridades, que este medio averiguó que se trataba de un niño de ocho años de Ciudad Delgado, quien visitó una clínica antes de ingresar en un hospital privado. Al empeorar su salud, fue trasladado al hospital Bloom donde falleció cinco días más tarde, el 15 de junio.
El segundo corresponde a una menor de 10 años del distrito de Santo Tomás que falleció el 21 de junio. A la niña la llevaron a consulta al Hospital Pediátrico de San Salvador donde permaneció ingresada tres días antes de ser referida de urgencia al Bloom. En este caso, la abuela denunció que su nieta tuvo que esperar cinco horas sentada en la emergencia del hospital público por la falta de camas.
El último es el de un niño de ocho años que primero pasó consulta con el pediatra que estaba en control. Al no ver mejoría, decidieron llevarlo al Hospital Santa Teresa de Zacatecoluca, de donde horas después lo trasladaron al hospital Bloom. Falleció el 1 de julio.
En la tabla se indica también el caso de un menor de 10 años que sus padres lo llevaron de un solo al hospital Bloom, donde fue ingresado el 17 de junio y falleció el 6 de agosto en la madrugada.
Francisco Alabí: “Dentro de las cascadas de sucesos desfavorables que hemos identificado, primero suceden de tres a cuatro días que el niño no recibe ningún tratamiento, sino que inicia la sintomatología y hay un atraso en llevarlo a consultar”
El ministro Alabí, lejos de hacer autocrítica sobre la atención que se brinda en los centros públicos, responsabiliza a los padres de llevar tarde a consultar a sus hijos. Ese atraso, se sobrentiende, complica la salud de los menores.
Las familias consultadas presentan una realidad distinta a la descrita por el funcionario. Seis de los niños (50%) consultaron al médico el mismo día que empezaron los síntomas, fiebre en todos ellos, seguido de náuseas y vómitos, y malestar general.
Tres más, según los familiares, fueron llevados a un centro de atención al día siguiente de sentirse mal. Por tanto, en nueve de los 12 casos, la consulta se puede calificar de oportuna. En los otros, los padres se tardaron hasta el cuarto día para hacerlo.
Dos de estos últimos casos coinciden en que los síntomas empezaron un viernes y esperaron hasta el lunes para llevar al menor al médico. Se trata de dos víctimas de la zona occidental, de los distritos de Guaymango, Ahuachapán, y Santa Ana.
Francisco Alabí: “¿Qué se hace en El Salvador? Se dice que todo niño que tiene fiebre que consulte inmediatamente e incluso se va a evaluar en un hospital y se ingresa; esto evita que haya un retraso en el tratamiento. Obviamente, conlleva un gran esfuerzo del sistema de salud porque aumentan los ingresos hospitalarios, porque aumenta la capacidad de camas utilizadas, el recurso humano. Esto, ¿con qué objetivo? El de reducir la mayor posibilidad de que un niño tenga complicaciones”
Una cosa es el manual de atención a seguir en los casos de dengue y otra distinta es lo que relatan los familiares de las víctimas que fallecieron por la infección viral.
El tiempo que lograron sobrevivir los pacientes en el hospital Bloom es un indicador del estado tan delicado en que llegaron. Siete de ellos necesitaron ser intubados de emergencia y un octavo había sido intervenido poco antes en el hospital de Santa Ana, de donde llegó referido. La mitad (6) murió en las 24 horas que siguieron a su ingreso y tres de cada cuatro (9) no llegaron a cumplir los tres días en el hospital.
Con respecto a que “todo niño que tiene fiebre que consulte inmediatamente e incluso se va a evaluar en un hospital y se ingresa…” (en realidad, Alabí creemos que quiere decir “evaluar si se ingresa”), tampoco se cumplió con la mayoría de los pacientes.
Seis de ellos fueron ingresados en las 48 horas siguientes al inicio de los síntomas. En realidad, a uno, vecino de Guazapa, le dieron el alta poco después y tuvo que ser reingresado días más tarde de emergencia. Otros cinco (de uno no se pudo determinar el tiempo) ingresaron a un hospital entre cuatro y siete días después de que empezaran con fiebre y otros síntomas del dengue.
Los casos de dos menores, una del distrito de Monte San Juan, Cuscatlán, y otra de Soyapango ponen el rostro a las carencias y fallas en el sistema de salud, el público y el privado. Deficiencias que terminaron costando vidas.
La abuela de una niña de nueve años cuenta su experiencia sobre la atención que recibió su nieta en dos unidades médicas del Seguro Social. La madre la llevó a pasar consulta a la de Cojutepeque donde le diagnosticaron infección en las vías urinarias y dejaron unos exámenes. Un día después, como la fiebre no bajaba, el padre la llevó a la unidad de Soyapango. El doctor le dijo que la menor no presentaba los síntomas del dengue. “Esperen tres días, que de la noche a la mañana no le harán efecto los medicamentos. Si no se le quita, la traen de nuevo”, recuerda la abuela.
Dos días después, tras una sensación de mejora, la temperatura bajó de forma preocupante. La llevaron al hospital público de Cojutepeque y de ahí la refirieron de emergencia al Bloom. Falleció a las pocas horas de su ingreso.
“El doctor (del Bloom) les explicó (a los papás) que el dengue le había hecho estragos en su cuerpecito y que hasta los pulmones los tenía mal”, añadió la señora, quien no se explica la atención recibida en el Seguro Social.
La otra historia sucedió en la colonia Bosques del Río de Soyapango. La niña de cinco años empezó con fiebre el viernes 2 de agosto por la noche. A la mañana la llevaron a consulta a la unidad médica del lugar. Le dieron medicina y la devolvieron a la casa.
El domingo siguió mal y el lunes amaneció peor. Esta vez, la abuela llevó a la nieta al hospital de Soyapango, “al Molina”, como dice ella. Ella le insistió a la doctora que la ingresaran aunque en el examen no salió dengue. No le hicieron caso.
De nuevo, el martes salieron hacia el mismo centro hospitalario. Esta vez, el examen salió positivo a dengue y le acotaron “sin signos de alarma”. En la noche, regresaron de nuevo. La niña iba moradita y no aguantaba el dolor. “En el Seguro se lavaron las manos. Como vieron que la niña ya iba grave, ya para morir, la refirieron para el Bloom”, relató la señora
“Hay un papel que le dieron a mi hija el martes donde le pusieron síntomas de dengue sin riesgo. La niña falleció el miércoles. Ni 12 horas duró en el hospital Bloom”, contó la abuela.
En el sitio web se pueden consultar las entrevistas realizadas a los 11 familiares de las víctimas de dengue. En algunos se habló con abuelos y abuelas, en otras con tías y, en menor medida, con madres de las víctimas.