En la administración del presidente Nayib Bukele, un total de 331,182 salvadoreños han sido interceptados en la frontera sur de los Estados Unidos hasta enero, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de ese país. Una cantidad similar a San Salvador, el municipio más poblado del país, y sin precedentes en las últimas gestiones.
Esta realidad trata de ocultarla el oficialismo. Rolando Castro, ministro de Trabajo, es el último funcionario en abordar el asunto migratorio con una letanía de medias verdades e información sin contexto. En conferencia de prensa, insistió en la reducción de la migración en esta gestión y lo hizo sin presentar un dato en concreto.
Para engañar, por ejemplo, hace creer que estar fuera del top 10 de los países que más migran es, per se, sinónimo de que la migración está mejor que antes. Que la llegada de menos deportados es por las políticas públicas del Gobierno actual. O, también, la relación de los retornados con la comportamiento de la migración en esta gestión.
Primera verificación
El Salvador ha salido del top 10 de países con más migrantes interceptados en la frontera sur de los Estados Unidos y, al mismo tiempo, más compatriotas que nunca en las dos últimas décadas se ven forzados a dejar el país, según la misma fuente de información. De esa paradoja, el discurso oficial presenta la primera parte y omite la segunda.
Amparo Marroquín, profesora de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, lo explicó así unos meses atrás a Voz Pública. “El salir del top 10 no tiene que ver tanto con bajar la cantidad de migrantes, que es posible que haya bajado un poco (en 2023), sino con que la migración de otros países ha subido, empezando por Nicaragua, que no era un país con migración hacia EE. UU. y ahora lo es. Esto cambia el listado del top 10”, apuntó la investigadora.
Hasta 2019, la frontera sur era un espacio de migrantes mexicanos y de los países vecinos del Triángulo Norte. Prácticamente, el 95% de los detenidos tenía ese origen. Eso explica que El Salvador se ubicase en esos años en el top 3 y 4, por detrás de México y en disputa con Guatemala u Honduras por el tercer lugar. En la década pasada hubo años con 10,000 o 15,000 salvadoreños interceptados y El Salvador ocupó la tercera o cuarta posición. En 2023, el periodo al que se refiere el ministro Castro en su tuit, hubo 62,000 connacionales interceptados y el país quedó lejos del top 10.
Con la pandemia de la Covid-19 se agrava la situación económica y social en los países y se dispara la migración. La frontera sur se convierte en la puerta de entrada para migrantes de más de una veintena de nacionalidades. En países como Nicaragua, Haití y Venezuela, la situación política es un factor adicional a tomar en cuenta.
En la línea de la investigadora Marroquín, que de otros países están migrando más no quiere decir que los salvadoreños migren menos que antes.
En la siguiente gráfica se observa la cantidad de salvadoreños interceptados en la frontera desde 2007 a 2023, y la posición de El Salvador en el ranking de países con más migrantes interceptados. Está elaborada con la información del Departamento de Seguridad Nacional y es ilustrativa sobre el tema.
Segunda verificación
Rolando Castro: «Gracias a las políticas públicas del Gobierno del presidente Bukele, hasta diciembre de 2023 presentamos una reducción considerable del 64% de personas salvadoreñas retornadas, en comparación con el periodo de 2019 atrás (…)”.
Especialistas en materia de migración coinciden en que, si bien es cierto hay una reducción en el número de personas retornadas, esto no tiene relación directa con las políticas públicas del país de origen, en este caso El Salvador, y tampoco con estadísticas de migración actuales. Las personas deportadas pueden haber permanecido muchos años en el país norteamericano, previo a su deportación.
“Las acciones de remoción o deportaciones que impulsa el Gobierno estadounidense tienen que ver con si las personas extranjeras, sean del país que sean, son arrestadas, no tienen documentación en EE.UU. o no tienen manera de defenderse contra un proceso de remoción o deportación”, explicó Óscar Chacón, director de Alianza Américas.
Agregó que las necesidades en materia económica, que se ven beneficiadas con la mano de obra migrante en el territorio estadounidense, también inciden en la baja de deportaciones, además del contexto político del país y las decisiones que se tomen a nivel de Gobierno, Congreso y la autonomía de otros estados.
“La agricultura no pudiera funcionar sin la mano de obra extranjera no autorizada. De igual manera, la construcción”, concluyó.
Rina Montti, de la organización Cristosal, dice que las decisiones que toma Estados Unidos, y otros estados en ese territorio, no dependen de las políticas adoptadas en El Salvador y, por consiguiente, la disminución de retornos no tiene que ver con temas de políticas públicas salvadoreñas.
“Hemos visto que el porcentaje de tasa (de migración) de personas salvadoreñas y de guatemaltecas es similar. Eso quiere decir que los detonantes de la migración en Guatemala y en El Salvador funcionan de manera bastante similar. En Guatemala no hay un régimen de excepción; por tanto, no podemos afirmar que las políticas públicas de El Salvador sean realmente las que han causado un impacto directo en la reducción”, explicó.
Los datos difundidos por el ministro de Trabajo, retomados de la Dirección General de Migración y Extranjería, apuntan que (entre 2019 y 2023) hubo una reducción de retornos inmediatos de salvadoreños desde México, que pasó de 52.2% a 11.8%.
El funcionario no menciona el aumento en las solicitudes de asilo de salvadoreños en México, que se incrementó a partir de 2018 y se mantiene durante esta gestión. En promedio, más de 6,000 compatriotas solicitan quedarse en ese país cada año.
Montti asegura que, sin duda, la disminución en la problemática de la migración por causa de la inseguridad es evidente; sin embargo, ha incrementado otro tipo de desplazamiento forzado por acoso de agentes estatales de seguridad en el marco del régimen de excepción.
Tercera verificación
“La enorme reducción de la migración irregular de nuestro país”. “El Salvador es el país con menor porcentaje de personas migrantes encontradas en la frontera suroeste de Estados Unidos en el año fiscal 2023”. El ministro Rolando Castro no ahorra en calificativos ni exageraciones para presentar mensajes que tergiversan la realidad migratoria.
Ese 2.5% de la gráfica que acompaña a los mensajes anteriores representa ni más ni menos que 62,000 salvadoreños interceptados en la frontera sur en ese año. Lo de “enorme reducción”, si acaso, se entiende al compararse con 2022 (97,000) o el anterior, cuando se registraron 99,000 compatriotas migrantes. La administración Bukele registra los tres años (2021, 2022 y 2019, este año compartido) con el mayor número de migrantes interceptados en los últimos 23 años.
Por supuesto, en la frontera sur se detienen a más mexicanos, guatemaltecos y hondureños. También, la población de salvadoreños es menor. Cuando se calcula la tasa de migrantes detenidos por país, ese 2.5% se desvanece.
En general, Honduras destaca por su grave crisis migratoria, Guatemala y El Salvador viven una situación similar, tomando en cuenta que hay tres veces más guatemaltecos, y México lleva el registro más bajo aunque, como es lógico, sea el país con más migrantes en los Estados Unidos. La siguiente gráfica ilustra esa realidad en los últimos años.