Roxana está desaparecida desde el 16 de enero de 2016. A su madre le dijo que había salido a un cumpleaños con su hija de tres años. A la niña la hallaron sana, sin un rasguño, 15 días después en una pasarela en Zacatecoluca, La Paz. A pesar de los indicios y pruebas presentadas por Guadalupe a las autoridades fiscales y policiales, la investigación de su caso no avanzó.
Voy a encontrar a mi hija es el título del pódcast que relata la historia de Guadalupe y su búsqueda incansable por hallar a Roxana, su hija, desaparecida desde el 16 de enero de 2016.
Una parte considerable del documento se centra en las primeras horas de angustia de la madre, desde la llamada de teléfono de ese sábado por la tarde cuando se entera de que su hija salió a una fiesta hasta el amanecer del lunes en las instalaciones de Medicina Legal.
En ese tiempo surgen muchas preguntas sin respuesta. Algunas se las llegó a hacer a su hija en esos escasos segundos que hablaron por teléfono pasadas las 8.30 de la noche del sábado.
La joven alcanzó a decirle que estaba en Olocuilta, pero no sabía en qué parte; que no se preocupara, que llegaría al día siguiente; que su hija, nieta de Guadalupe, estaba bien. Hasta que le quitaron el teléfono o, como prefería pensar Guadalupe, hasta que se le descargó.
Roxana no llegó el domingo en la mañana. Guadalupe comenzó a indagar con quiénes había ido a esa fiesta, a hablar con algunos de los padres cuyos hijos habían estado con ella. En la tarde preguntó en varias delegaciones de la PNC, en varios hospitales de San Salvador y Santa Tecla. El lunes amaneció en las instalaciones de Medicina Legal. Pero nada sobre su paradero.
El caso de Roxana no avanzó en la Policía ni en la Fiscalía en los días siguientes. Guadalupe se desplazaba a sus oficinas cada vez que tenía algo que contarles: cuando le extorsionaron a cambio de devolverle a su hija y para denunciar los días que le llamaban sin contestar del propio número de teléfono de Roxana. También, el día que bloquearon su teléfono y el de Marta, la madre de La Chela, desaparecida en la misma fiesta, en dos compañías distintas después de sendas llamadas reportando el extravío de los aparatos.
Guadalupe relata cada uno de esos breves episodios que siguieron a la desaparición de Roxana. Uno tras otro hasta que dos semanas después de ese sábado 16 de enero recibió una llamada del Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia (CONNA) de Zacatecoluca. Tenían una niña con los mismos rasgos que la de la fotografía que había llevado Guadalupe al canal Cuatro Visión días atrás. Como tantas otras veces, esa vez, ya con su nieta en sus brazos, se hizo la misma pregunta: ¿Dónde está Roxana?
“Tengo esperanza de encontrarla, viva o como Dios me la quiera dar, pero lo importante es que la encuentre”, responde Guadalupe.
Desaparecidos ayer y hoy
En enero de 2016, la PNC registró 177 denuncias de desaparecidos, entre ellas las de Roxana y La Chela, la amiga con quien salió a esa fiesta de cumpleaños. En todo el año 2016 fueron 1,779 de las que 539 eran mujeres. Tres mujeres desaparecidas cada dos días indicaban los registros de la PNC.
En enero de 2020, la PNC recibió 152 denuncias y ese año cerró con 1,539 casos de personas desaparecidas. Como en 2016, prácticamente, tres denuncias de mujeres desaparecidas cada dos días.
Jeannette Aguilar, con una amplia trayectoria en investigación de temas de seguridad y violencia, considera que las desapariciones de personas no han importado mucho a los gobiernos de turno, los poderes legislativos ni los sistemas de justicia en el país.
“Además de que no han importado, hay que decir que desde el ámbito gubernamental han habido esfuerzos por silenciar, invisibilizar, restar credibilidad pública e importancia al fenómeno de las desapariciones”, sentencia Aguilar.