Con ocasión de la reciente visita del presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, a El Salvador, Nayib Bukele centró su discurso en la seguridad y la reducción de homicidios, asegurando que El Salvador es, hoy por hoy, más seguro que Europa. Voz Pública identificó cuatro afirmaciones falsas o engañosas en apenas 11 minutos de disertación. Esta verificación se basó en las estadísticas oficiales de homicidios y otros indicadores de seguridad en los países mencionados, así como en reconocidos informes internacionales sobre la democracia.
Como es habitual, el discurso del presidente Nayib Bukele ante su homólogo de Costa Rica, Rodrigo Chaves, se centró en la importante reducción de los homicidios durante su gestión, y en cómo El Salvador puede guiar a Costa Rica en su batalla contra la criminalidad.
Sin embargo, conviene recordar los sesgos del Gobierno en el registro de las muertes violentas. Desde el 2022, El Salvador no contabiliza la muerte de supuestos delincuentes durante enfrentamientos con las fuerzas del orden, tampoco las osamentas halladas en los predios y fosas comunes, ni las muertes de personas privadas de libertad con signos de violencia.
Esta decisión, que permite a El Salvador registrar una baja mayor en la estadística de homicidios, es contraria al Protocolo de Bogotá, un estándar para medir los asesinatos en la región.
El Estado también excluye de sus estadísticas los datos registrados por organizaciones de derechos humanos sobre más de 450 muertes al interior de las cárceles en los tres años y 10 meses del régimen de excepción, una cantidad considerable de ellas por violencia. A la hora de comparar las tasas de homicidios entre países, —e incluso con años anteriores marcados por mayores niveles de violencia—, es importante tomar en cuenta este sesgo.
El concepto de la seguridad no se reduce a la variable de homicidios, como plantea el presidente. Estudios internacionales como el Índice de Paz Global (GPI, por sus siglas en inglés) consideran otras variables como la militarización y el nivel de encarcelamiento entre los 23 indicadores con los que miden la paz de un país.
El Salvador se ubicó en la posición 104 de 163 estados y territorios en el informe publicado a mediados de 2025. Mejoró una posición con respecto al estudio de 2024, año en que sobresalió al escalar 21 peldaños en relación con 2023. “La percepción de la criminalidad mejoró en 96 países, siendo El Salvador el que registró la mayor mejora (…)”, decía el informe entonces.
Sin salir del istmo, incluso Costa Rica (54) y Panamá (84) presentan mejores resultados.
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Presidente: «Convertimos al país más inseguro del mundo, literalmente el país más inseguro del mundo, en el país más seguro de todo el hemisferio occidental«. (Minuto 19)
Falso
El Salvador no era el país más inseguro del mundo cuando Bukele llegó al poder en 2019, ni tampoco es el más seguro del hemisferio occidental en la actualidad. Esta afirmación ya había sido verificada previamente, cuando el vicepresidente de la república, Félix Ulloa, hizo declaraciones en una visita reciente a Bolivia.
El país alcanzó el pico de homicidios en la era de la posguerra durante el 2015, año en que se registraron más de 6,600 muertes violentas y una tasa de 105 homicidios por cada 100,000 salvadoreños, la más alta del mundo. En cambio, en 2018, previo a la llegada al poder de Nayib Bukele, El Salvador cerró con una tasa de 50 homicidios por cada 100,000. En el continente, Venezuela registró ese año 81 homicidios por cada 100,000 personas.
El Salvador tampoco es el país más seguro del hemisferio occidental. El año 2024 cerró con 114 homicidios y una tasa de 1.9 por cada 100,000 habitantes, según anunció el presidente Bukele el 1 de enero de 2025 en X.
El hemisferio occidental, zona geográfica a la que hace referencia Bukele, engloba al continente americano, además de varios países de África y Europa. Al menos, los cuatro del Viejo Continente (Portugal, Irlanda, Islandia y España) tienen una tasa menor. Irlanda (0.64), España (0.69) y Portugal (0.70) registran una cifra entre dos y tres veces más baja que la salvadoreña.
Marruecos registró una tasa de 1.7 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2024 y Argelia, inferior a 2 para 2023, el último año disponible. Ambos países son de los más poblados del norte de África.
Además, limitarse a usar la tasa de homicidios también invisibiliza otros tipos de violencia. En un trabajo reciente, Voz Pública comparó los datos oficiales de la violencia sexual contra la mujer, violación y feminicidios de una decena de países. El Salvador apareció entre los tres más violentos en las dos primeras variables, por delante de los vecinos Guatemala y Costa Rica, también Chile, Uruguay y Paraguay más al sur, e incluso España, incluido por aquello del hemisferio occidental. El apartado de feminicidios estuvo en el rango de los menos violentos aunque superado por España y Chile. Estas cifras también reflejan la seguridad de un país, en especial para las mujeres.
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Presidente: El Salvador se volvió “(…) mucho más seguro que países de Europa, que jamás hubiéramos pensado que El Salvador iba a ser más seguro que esos países” (minuto 19)
Falso
Si se considera únicamente la tasa de homicidios, El Salvador sigue siendo más inseguro que la gran mayoría de los países europeos.
La expresión “El Salvador mucho más seguro que países de Europa” solo es válida con dos países de los 50 comparados del Viejo Continente: Rusia, con una tasa de homicidios entre 6 y 7, y Letonia (4.2). En cinco, la tasa es un poco más alta que la salvadoreña (1.9): Lituania (2.4), Turquía (2.54), Moldavia (2.54), Azerbaiyán (2.1) y Armenia (2.2). De países del este como Ucrania y Bielorrusia no hay registro.
Al menos 41 de los 50 países tienen una tasa de homicidios menor. Eso incluye a 25 de los 27 de la Unión Europea; los siete de los Balcanes, una región al sur del continente; cinco países fuera de la UE pero vinculados a esta (Noruega, Suiza,…) y cuatro micronaciones (San Marino, Andorra…). Para esta comparativa se tomó en cuenta el dato de homicidios de 2023, disponible para la mayoría de ellos.

1. Países de la Unión Europea (UE)
La Eurostat, la oficina estadística de la UE, registra la información de los 27 países miembros al año 2023. En el comparativo se observa que dos naciones tienen una tasa más alta que la salvadoreña: Letonia (4.2) y Lituania (2.41). Diecisiete registran un valor por debajo de uno, la mitad o menos que la salvadoreña, y los ocho restantes, entre 1 y 1.4 homicidios por 100,000 habitantes.
2. Cinco más vinculados a la UE
1. Noruega (0.72), Islandia (1.29) y Liechtenstein (0) son parte del Espacio Económico Europeo (EEE). Suiza (0.6) participa del Mercado Único. Reino Unido (0.88) se salió de la UE en 2020.
3. Zona de los Balcanes
Ubicada al sureste de Europa, abarca estos países: Albania (1.23), Serbia (1.17), Croacia (0.68), Montenegro (0.81), Bosnia y Herzegovina (1.22), Eslovenia (0.61) y Macedonia del Norte (1.26).
4. Estados micronacionales
Andorra, Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano, de poca población, no registran homicidios.
5. Europa del este y más
Entre los transcontinentales están Rusia (6 a 7), Turquía (2.54) y Azerbaiyán (2.1). De Georgia y Kazajistán no hay registro, tampoco de Ucrania y Bielorrusia. Armenia (2.2) y Moldavia (2.54).
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Presidente: “El Salvador vivió algo que Costa Rica nunca ha vivido y que, primero Dios, nunca viva, y es una criminalidad tan alta como para ser catalogado la capital mundial de los homicidios, (…) un lugar que en ese momento era dos veces más peligroso que Haití (…)”. (Minuto 19)
Engañoso
La etiqueta de “la capital mundial de los homicidios” la colgó el periódico inglés The Guardian en un reportaje realizado en agosto de 2015, el mes y el año con más homicidios de la posguerra. El Salvador registró la tasa más alta del mundo ese año.
Que El Salvador era entonces dos veces más peligroso que Haití no parece ajustado a la realidad. El país caribeño es considerado un estado fallido, con una fuerza internacional autorizada por la ONU recientemente para apoyar a las autoridades locales, dado que sus instituciones han colapsado, según distintos informes.
Los grupos armados controlan el 90% de la capital, Puerto Príncipe. Se calcula en más de 1.3 millones los haitianos desplazados y hay un colapso de servicios de salud y en la distribución de alimentos como consecuencia de la ausencia de respuesta del Estado.
El Salvador no reunía las características de un estado fallido en 2015, tampoco dejó de ejercer sus funciones de control y seguridad en el territorio, ni solicitó ayuda para combatir el crimen. Y aunque las autoridades de entonces no reconocían el desplazamiento forzado, este sí existía, aunque probablemente no en la proporción de Haití.
La causa principal de la violencia era conocida: una estrategia de las pandillas para incrementar los homicidios y presionar al gobierno a una suerte de nueva tregua que llevara mejores condiciones para los cabecillas de las pandillas a las cárceles, según el discurso oficial de entonces.
Un reportaje de la BBC de agosto de 2015 reseñaba que los altos niveles de violencia tenían que ver con el fin de la tregua con las pandillas que venía de la administración Funes. El 5 de enero de ese año, el expresidente Salvador Sánchez Cerén anunció el fin de cualquier diálogo con estos grupos y, el 19 de febrero, los líderes pandilleriles fueron enviados de regreso al penal de máxima seguridad. Desde marzo de 2012, cuando inició la tregua, habían estado en cárceles con condiciones menos estrictas.
De una manera similar respondieron las pandillas en marzo de 2022, cuando asesinaron a más de 80 personas en un fin de semana y dieron por terminada la tregua de la gestión Bukele, según las investigaciones del medio digital El Faro.
De acuerdo con informes y relatos oficiales, las pandillas eran los principales generadores de violencia y las principales víctimas en 2015. Se calculaba que entre el 30 y 40% de las muertes violentas eran pandilleros, una estadística que incrementaba al sumar colaboradores y familiares.
Ese año cerró con 62 policías y 24 militares asesinados. También se incluye a 304 delincuentes muertos en el lugar y una cifra indeterminada en el hospital por intercambios de disparos con las fuerzas del orden.
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Presidente: “Nosotros vivíamos en una dictadura (de las pandillas); no ahora, donde hay total democracia, sino la dictadura que teníamos con las pandillas, donde los pandilleros decían quién moría, quién vivía (…)” (minuto 25)
Falso
En amplias zonas del país con alta presencia de pandillas, las familias sí vivían al dictado de estos grupos, eran víctimas de la violencia y estaban sujetos a sus normas. Pero la expresión “total democracia” no define la situación actual.
El goce de una mejor percepción de seguridad se ha visto opacado por evidentes retrocesos democráticos y en materia de derechos humanos, coinciden los siguientes informes internacionales.
Para ver el impacto democrático, se tomaron en cuenta cuatro informes de otras tantas instituciones:
. World Justice Project (WJP)
. The Economist
. Instituto Variedades de Democracia (V-Dem)
. Freedom House
World Justice Project (WJP)
El informe Índice Estado de Derecho 2025 del WJP se publicó a finales de octubre y ubica a El Salvador en el puesto 114 de 143 países evaluados. Dinamarca está en el primer lugar y Venezuela ocupa el último escalón. En el ámbito regional, El Salvador muestra un rezago evidente en el puesto 26 de 32 países de América Latina y el Caribe. Uruguay tiene el mejor desempeño seguido de Costa Rica y Barbados.
En 2019, el país ocupaba el lugar 79 de 113 y en la región estaba en el puesto 21 de 30 evaluados.
El informe de 2025 sobre El Salvador indica el debilitamiento de los contrapesos al poder gubernamental, y caídas en la libertad de reunión y asociación, y los espacios cívicos.
De manera general, la expansión de las tendencias autoritarias es la principal fuerza detrás de la recesión del Estado de derecho, con fuertes caídas en los factores que miden los límites al poder gubernamental, gobierno abierto y derechos fundamentales.

The Economist
El informe Índice de democracia de la unidad de inteligencia de The Economist se publicó en febrero de 2025. El Salvador se ubica en el puesto 95 de 167 países evaluados. Desde 2019, la calificación de la democracia ha caído 24 puestos y 1.54 puntos (de 6.15 a 4.61 puntos) en el país. Lejos de ser considerado una democracia plena o total, como el presidente y vicepresidente mencionaron en distintos momentos, The Economist considera que es un “régimen híbrido”. Hasta 2020 había sido una “democracia defectuosa”.
El Salvador se ubica ligeramente arriba de Guatemala (4.55) y Nicaragua (2.09), pero abajo Honduras (4.98) y Costa Rica (8.29) en la región.
En resumen, el estudio indica que la preocupación por el estado de la democracia radica en el desmantelamiento de los contrapesos institucionales y las violaciones a los derechos humanos ocurridas bajo el régimen de excepción, todo ello justificado por el gobierno como necesario para garantizar la seguridad y respaldado por una gran mayoría de la población.
Instituto Variedades de Democracia (V-Dem)
El Informe “25 años de autocratización: ¿la democracia ha triunfado?” se publicó en marzo de 2025 y analiza el año 2024. El Salvador aparece en el puesto 148 de 179 países con una puntuación de 0.09, abajo de Irán y arriba de Ruanda. Está en el listado de países calificados como “autocracias electorales” y con una tendencia a empeorar.
Costa Rica, Chile y Uruguay son las únicas democracias liberales de América Latina. En la región, Guatemala (puesto 68 y puntaje 0.47) y Honduras (84 y 0.39) están en la parte baja de democracias electorales. El Salvador, como se mencionó, cayó al rango de la autocracia.
En 2023, El Salvador lideró un listado de 10 países con mayores retrocesos democráticos donde estaban países como Haití, Armenia y Malí.

Sobre el deterioro democrático en el país, el informe dice lo siguiente: (…) En 2021, el partido de Bukele ganó una supermayoría en las elecciones parlamentarias, aumentando su influencia. El Salvador bajo Bukele se ha visto empañado por detenciones arbitrarias y encarcelamientos masivos, restricciones a la libertad de expresión, jubilación forzosa de jueces y su sustitución por otros progubernamentales, y manipulación de los límites de los mandatos. Esto último permitió a Bukele ser reelegido en 2024”.
Freedom House
El organismo internacional Freedom House publicó su último informe Libertad en el mundo en febrero de 2025. Evalúa los derechos y las libertades reales que disfrutan las personas, más que los gobiernos o su desempeño en sí.
El Salvador obtuvo una puntuación de 47/100 en 2024, obtenida de la siguiente manera: 17/40 en derechos políticos y 30/60 en libertades civiles. En consecuencia, es catalogado de “parcialmente libre”. En 2019, tenía 67 puntos (32/35) y era catalogado como “libre”.
El Salvador está entre los países con “retrocesos dramáticos” en las libertades, con una caída de 24 puntos en la última década. Reseña la alteración de las reglas electorales al violar una prohibición constitucional a la reelección presidencial inmediata.
Según el estudio, la corrupción socava la democracia y el Estado de derecho, mientras que el ejecutivo ha concentrado el control sobre el poder legislativo, el judicial y las instituciones de supervisión. Las autoridades mantienen una respuesta severa y militarizada a la seguridad pública, lo que resulta en ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias masivas y otros abusos.
Voz Pública solicitó una entrevista con las autoridades de seguridad a través del secretario de prensa de la Presidencia, Ernesto Sanabria, para conocer su punto de vista, pero el funcionario no atendió la solicitud.
El abogado constitucionalista Enrique Anaya, una de las voces críticas del régimen, capturado el pasado 7 de junio de forma arbitraria, calificaba de “malintencionadas” las palabras de vicepresidente Ulloa cuando a finales de 2023 dijo que El Salvador vivía “en plena democracia”, una expresión muy similar a la actual.
“La democracia implica y exige, como elemento irrenunciable, la separación de poderes -sobre todo, independencia judicial- y plena vigencia de los derechos humanos. El Salvador no cumple con ninguno de esos dos requisitos indispensables. No hay ni independencia judicial ni vigencia de los derechos humanos, existe todo lo contrario”, afirmó Anaya.
