En 2023, la construcción creció un 17.9% y fue la actividad económica más dinámica. Este año, sin embargo, se mueve en cifras negativas (-7.5% hasta julio) y el propio BCR habla de “una desaceleración”, algo muy distinto a lo planteado por la ministra Hayem en una entrevista reciente. La baja inversión pública ejecutada, apenas el 45.5% en los primeros siete meses, explica en parte la caída. El economista Carlos Acevedo habla de que la burbuja inmobiliaria que se creó con la «gran oferta» de vivienda residencial de alta gama se estaría desinflando ante una demanda de compra insuficiente.
La ministra de Economía María Luisa Hayem se refirió ayer al comportamiento del sector de la construcción en la Entrevista AM del Canal 10. “Vemos que, el año pasado, la construcción fue uno de los sectores que creció a dos dígitos. Una inversión del sector de más de $2,000 millones (…) La construcción es otro de los sectores que continúa pujante. El año pasado veíamos que más de 50 edificios se construían, únicamente cuando hablábamos de San Salvador y las zonas aledañas…”, afirmó en el espacio de opinión.
Voz Pública verificó esas declaraciones y las catalogó de engañosas en la medida que mezcla afirmaciones ciertas con otras que no lo son. Para contrastar la información, se tomaron en cuenta las cifras e informes del Banco Central de Reserva (BCR) y del Ministerio de Hacienda, y se consultó a dos economistas.
En 2023, la tasa de crecimiento del sector en cuestión fue del 17.9%. De las 19 actividades económicas que registra el BCR, 17 tuvieron un crecimiento positivo y la construcción registró el mejor comportamiento. La inversión, como afirmó la ministra, se acercó a los $2,300 millones el año pasado, que es lo que el sector aportó al PIB.
Si bien es cierto la pujanza del sector en 2023, no lo es en el periodo actual, como afirmó Hayem. El propio BCR, en el Informe ejecutivo mensual con información a junio de 2024, habla de una desaceleración. En el primer trimestre del año tuvo un crecimiento del 1.2% y en el segundo se contrajo un 14.5%, el peor comportamiento desde el periodo de la pandemia. En el mes de julio, el último dato oficial disponible, el sector tuvo una caída del 13.28%. Por tanto, en los primeros siete meses del año, la construcción registra un crecimiento negativo del 7.5% con respecto a ese mismo periodo de 2023.
El economista Carlos Acevedo afirma que hay una desaceleración en la economía en general. “En el sector de la construcción parece que hay un desinflamiento de la especie de burbuja que se había creado porque se generó una gran oferta residencial de alta gama y no hay en el país tanta gente con capacidad de demanda efectiva para comprar todos esos inmuebles”, apunta el expresidente del BCR.
El también economista César Villalona atribuye la ralentización del sector a la baja ejecución de la inversión pública, en particular, obras y construcciones, que a mitad de año alcanzaba los $99 millones. “Como el sector privado es contratista del gobierno, la caída de la inversión pública afecta la inversión privada”. Añade también otras causas como la baja demanda de viviendas por el encarecimiento de los materiales de construcción y el aumento de las tasas de interés de los préstamos.
En general, la inversión pública se ha ralentizado en 2024. A julio, las instituciones han utilizado $388 millones de los $853 millones previstos, es decir, un 45.5%. La ejecución, en términos porcentuales, es la más baja de los últimos seis años si se exceptúa el periodo de la pandemia, de acuerdo con el Programa Anual de Inversión Pública (PAIP) del Ministerio de Hacienda. Para hacerse una idea, a estas alturas del año, en 2023, se habían invertido $588 millones en la obra pública, $200 millones más.
Aunque los números oficiales no acompañan, la Cámara Salvadoreña de la Industria de la Construcción (Casalco) destacó que sigue a buen ritmo. “Los proyectos privados continúan y lejos de (de)crecer o ralentizarse, vemos que están creciendo”, apuntó el presidente José Velásquez a inicios del mes pasado. Calcula que en proyectos privados se estima una inversión de 600 a 700 millones en 2024. La otra parte es la que aporta el sector público que, como se ha mencionado, su ejecución se ha ralentizado en comparación con periodos anteriores.